lunes, 21 de junio de 2010

LA NOCHE MÁS ORIENTAL VI


( capítulo sexto )

Vuelvo al nacimiento, que me pongo a escribir y me salen más recuerdos que pensamientos. Pintar de rojo la bombilla que va situada detrás del portalejo para que la luz difunda calor de hogar era tarea delicada. Cinco minutos de bombilla encendida bastaban para que aquello oliera a chamusquina, con grave riesgo de que las montañas de auténtico corcho de alcornoque, el serrín del desierto y el musgo que a los tres días estaba más tieso que la pata de Perico, ardieran en llamas de fatales consecuencias en un edificio cuyas vigas eran de madera. ¡Pa’ habernos matao!

Nuestro inmueble no sufrió fuego incendiario ni pegó un explotío aquel trozo de decorado de Palestina, pero mis dedos pulgares y sus vecinos tienen sus huellas deformadas por las quemaduras que me hice tratando de desenroscar la lamparita Osram de 40w, sin paciencia suficiente para que se enfriase, que no tenía interruptor.

Cuando ya de mayor fui espía triple, a saber, para el Eje, para los Aliados y para la difunta URSS, me salvé en varias ocasiones de ser descubierto y fusilado al amanecer gracias a las irregularidades que presentan mis huellas dactilares. Y ello porque los dibujos de la piel de mis dedos son volubles. Como las damas. Mutables.

Aquella Navidad, o la siguiente, me empeñé en subir a casa una ovejita viva. Para que viese un belén instalado en todo su esplendor. Pensaba yo que a la oveja le gustaría conocer los campos de Galilea, de Samaria y de Judea, representados en época en que no daban tanto el coñazo unos y otros. O eso es lo que uno, en su cándida ignorancia, se suponía.

8 comentarios:

  1. Manuel no fue muy buena idea eso de pintar de rojo la bombilla o perilla como dicen en mi tierra jaja , pues el resultado es de fuego total.
    Que ideas o que diabluras las tuyas , la idea de subir el corderito a casa no es tan peligrosa como la idea de la bombilla de luz roja , eso si con un collar en el cuello con su correspondiente cordel para la oveja jeje si no montas otro Belén viviente en tu casa....me encanto leer tu relato.

    Un abrazo de MA para ti amigo.

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  2. Manuel:

    Vaya contrastes!!!
    De la angustia y crudeza de tu paso por el espionaje internacional a, la ternura de crear una atmósfera perfecta para el nacimiento con todo y ovejita...!
    Hipnótico, vibrante... alientas las imágenes que se forman en la mente!

    Un beso.

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  3. Ahora, los belenes llevan bombillas de bajo consumo y los paisajes decorados con p.v.c con colores de infinita gama. Me quedo con tu oveja de antaño , amigo Manuel, porque seguramente la actual está clonada.

    Me agrada lo de dama mutable.
    Un fuerte abrazo

    Maite

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  4. MARI ÁNGELES, YA VEREMOS SI TIENE MÁS RIESGO LA BOMBILLA INCANDESCENTE O MI OVEJITA LUCERA...¡PERMANECE ATENTA A LA PANTALLA!
    BESOS DE GRATITUD Y CARIÑO...

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  5. ETARINYEHT, MI PENSAMIENTO Y MIS RECUERDOS SALTAN COMO GACELAS AFRICANAS, SOBRE TODO SI INTUYEN QUE TÚ LEERÁS MI ESCRITURA DESTILADA COMO EL TEQUILA REPOSADO...¡GRACIAS!

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  6. MAITE: La donna è mobile...RIGOLETTO...
    ¿CUÁNDO ME MANDAS ALGO PARA ÉSTA CASA DE LENOCINIO LITERARIO?

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  7. El verdadero corcho de alcornoque, el serrín real y el musgo recién recolectado eran los tres ingredientes básicos del ritual belenístico: los dos últimos, renovados cada año ( de hecho, cada vez que veo musgo me acuerdo del Belén, de Mi Belén).
    Lo de la ovejita...ejem, ejem, ya es otro cantar...no creo que tus padres se aburrieran con la criaturita que tenían en casa...:-)

    Sigo navegando con tus letras a parajes aunque olvidados, presentes. Es un gustazo leerte, Manuel.
    Un besito.

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  8. ¡NI "TE SE" OCURRA NI MENTAR A MI LUCERITA! ¡MENUDO DISGUSTO!...QUIZÁS EL MAYOR DE MI VIDA...MAÑANA, MÁS...¡ESPERO!

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!