domingo, 2 de diciembre de 2012

Retratos clásicos

Portada del libro 'Man Ray Portraits'

Libro recomendable, retrato por retrato, hoja por hoja,
mirada por mirada.

viernes, 16 de noviembre de 2012

La mujer del notario


( fotos Masao Yamamoto )

En Madrid ya no falta agua, como sí pasaba en la posguerra.

Sabido es que el agua la manda Dios, y en casa la da el alcalde. Yo no sé vivir sin ella. En Caracas los aguaceros tropicales se llaman “palos de agua”. Un amigo murciano me dijo que a él las tormentas le “trascordaban”. A mí me gustan… si no me estropean mi cita con la mujer del funcionario que da o quita públicamente la fe.

María Auxiliadora, la mujer del notario va y me dice:

− ¿Por qué nunca me dices que me quieres?

Reflexiono:

− No lo sé.

Replica:

− ¿Por qué yo sí lo sé?

Mi turno:

− Por la misma razón que yo no lo sé. Por cierto, ¿por qué me has elegido a mí? ¿Acaso soy yo el polvo de tu venganza?
Responde:

−No. Simplemente, porque quitas los bordes del pan del sándwich.


Hicimos el amor en un hotel de Versalles ¡Qué lujo de agua! La de las fontanas y las de Evian, Vittel y San Pellegrino. El agua embotellada es el vértice de la pirámide de nuestra civilización, aunque mi yo ácrata preferiría que socavara su base.

Con la notaria consorte aterrizaron tiempos raros y dichosos, en que los era bien visto, entre nosotros dos, sentir las cosas que cada uno quería y decirlas como cada uno las sentía.

Más ¡ay! la llamarada se marchitó en un vuelo. La candela empezó a enfriarse en los jardines de Versalles, cuando me topé con una estatua de mármol de siete pies de alto, que era una representación casi exacta de la eterna belleza de Ada. Obra de Edelink, estaba fechada en 1679 y esculpida a partir de unos bocetos del primer pintor de la corte del rey francés.

Volví a la calle de la Princesa número 3, al apartamento de Rita Barassi. Le cuento que lo de María Auxiliadora se ha terminado y me dice:

− Pues lo mío también se acabó, que mañana marcho a mi tierra. Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero: Córdoba, Argentina.


En otros tiempos anteriores, visitando el Machu Pichu, Rita me había confesado: «Nunca me ha gustado que los sentimientos interfieran demasiado en mis relaciones sexuales. El sexo es sexo. El amor, moral y costumbre. Y la libertad está por encima de todo. El sexo llega de cuando en cuando. La libertad está siempre conmigo».

Alguien dijo que ser fiel es fingir que el tiempo no existe.


lunes, 12 de noviembre de 2012

Tamaña infidelidad obliga al amante



(fotografía Matías Sinigoi)


...Porque una infidelidad así obliga al amante a desear más,
pero a querer menos.

(Catulo, Poesías, 72)

jueves, 8 de noviembre de 2012

Me han dicho que usted escribe (versiones cuarta y quinta)



( un servidor rumbo a América )

Belkys Pulido es una excelente narradora de origen cubano radicada en México. Su escritura tiene la fuerza de lo infrecuente, cual pez que nada entre aire y agua. A mi demanda, Belkys ha escrito su versión de los hechos acontecidos aquella tarde en la Casa de América. No dejen ustedes de visitar el cuaderno de bitácora de Belkys. Se llama Halocubano:
                                                              http://halocubano.blogspot.com/



Me han dicho que usted escribe...
(versión cuarta) 


La otra tarde, con mucha desgana, me hice el esfuerzo de asistir a un encuentro literario en la Casa de América. No soporto cubrir las presentaciones de libros, pero era esto o nada. Escribí un ensayo breve, sobre el ego de escritor y a la salida pensé colgarme una entrevista, pero se complicó.

Voy y me clavo en la puerta, busco con los ojos al editor y un tipo que me mira de arriba abajo como olisqueándome con los ojos. Esos son los que me gustan, ¿sabes? Los que te huelen desde lejos, pero este era alguien importante. Cursé un Taller de Escritura con él, aprendí más de sus ojos claros que de sus clases, pero él nunca reparó en mí. Se había abrazado con el escritor,  el editor y el copón divino… ya venía mi entrevista ¿comprendes?  Nos separaban dos pestañazos míos y dos pasos de él… cuando se acerca una mujer. Coño, se parecía a Jessica Rabitt  y le cortó el impulso. Se le atravesó y le dijo así a golpe de labial rouge:

-       - Me han dicho que usted escribe…

Y él, todavía me miró de frente, por encima del hombro insinuante de la Jessica, pero le contestó y en su nariz noté que había cambiado el olfato de dirección. De todas formas, yo debía aparentar que esperaba a alguien y miré el reloj, como con prisa. Ella no tenía grabadora, nada. Abundante chasis, sólo eso. Alcancé a escuchar preguntas y respuestas, que no escribo porque además tendría que explicarte quien es Benedetti y el tiempo corre.  Me quedé allí,  sembrada. Junco flaco, esmirriada me sentí. Estaba a punto de arrancarme de raíz cuando veo que se despide la palma real. Tenía un acento como del Caribe ¿no te dije? Y que le da un papelito, se sonríen. Ella mueve toda la carrocería en despedida y no me lo vas a creer, el tipo que se vira hacia mí, así de frente, como los buenos toros y yo me siento trapo rojo y me estiro porque ya no voy a lamer el arroyo, ahora soy un junco seducido. Agarro mi grabadora como un revólver,  apunto mis lentes directo hacia él, como decía mi padre: los ojos son los primeros que se tutean.

Le digo:

-¿Te puedo hacer unas preguntas?

Y él suelta una carcajada…no recuerdo si fue antes o después de contarle de mí y su taller, más tarde, desnudos en su cama.



Me han dicho que usted escribe...
(versión quinta) 




( el autor en el jardín del Hotel Nacional en La Habana )

Asistí anteayer a un sarao literario en la Casa de América. Una señora de buen ver se acercó y amablemente dio origen a este breve diálogo:

-Me han dicho que usted escribe.

-No señora, ¡vivir del cuento! ¡qué más quisiera yo! Un servidor oficia de maquillador de cadáveres en la funeraria “La Gran Vida”, ahí mismo, a la vuelta de la esquina. Le dejo mi tarjeta de visita.

El supuesto escritor se alejó dejando una vaharada a formol que dejó atufada a la hermosa dama.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, salvo que alguna lectora decida enviar una sexta versión del frustrado encuentro.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Me han dicho que usted escribe (tercera versión)



( el autor descansa de su duro trabajo )

La Dama De Buen Ver, o alguna mujer bajo ese heterónimo, me ha enviado un correo con su versión de nuestro encuentro en la Casa de América, que publico a continuación:



"La otra tarde, con mucha desgana, hice el esfuerzo de asistir a un encuentro literario en la Casa de América. En un rellano de la escalera del palacio de Linares, me topé con un señor de buen ver y aire de ahí me las den todas. Su cara me sonaba de algo, probablemente de algo relacionado con el mundo editorial de mi marido. Me acerqué con fingida torpeza y le pregunté:

-Me han dicho que usted escribe.

-Sí, señora, contestó el cincuentón con aparente desapego, desmentido por el brillo de sus ojos.

-Y... ¿desde cuándo lo hace usted? Mis preguntas no estaban siendo burbujeantes de ingenio pero…conozco bien a muchos escritores y a sus egos; normalmente prefieren preguntas simples para ellos responder con lucimiento.

-Pues... más o menos desde que aprendí a escribir. A leer aprendí yo solito, juntando las letras de los rótulos de los comercios de la calle que me nació. A escribir me enseñaron los libros que, a hurtadillas, tomaba de la biblioteca de mi padre.
¡Bueno, bueno!…me dije. Este tío no es tonto, utiliza bien las palabras y tiene una media sonrisa que me pone. Voy a someterle a una última prueba. Le preguntaré aquello que más cabrea a quienes escribimos:
-Bien, bien... y ¿de qué tratan sus libros?

-Señora, mis relatos tratan de lo que está escrito en ellos, es decir, del amor, de las mujeres y de la vida y de mis cosas.

Le apunté un notable en su haber. No le di sobresaliente porque parte de su respuesta es el título de una colección de poemas de Benedetti, aunque también es cierto que las personas leídas y escribidas nos utilizamos unos a otros, la mayor parte de las veces inocentemente. Un notable es suficiente para meterme en su cama.

Sonreí, deslicé en su mano izquierda un papelito con mi número de teléfono y me marché balanceando mis caderas al ritmo del mar Caribe. Mi padre siempre me decía, cuando niña, que me movía mejor que las olas. De mayor supe que la frase paterna pertenece a la letra de un bolero. Y que mi marido es un gilipollas de tomo y lomo."



(foto Isabel Muñoz)

viernes, 2 de noviembre de 2012

Me han dicho que usted escribe



( el autor en Cuba )

Asistí anteayer a un sarao literario en la Casa de América. Una señora de buen ver se acercó y amablemente dio origen a este breve diálogo: 

-Me han dicho que usted escribe.
-Sí, señora.
-Y... ¿desde cuándo lo hace usted?
-Pues... más o menos desde que aprendí a escribir.
-Bien, bien... ¿y... de qué tratan sus libros?
-Señora, mis libros tratan de lo que está escrito en ellos.

La dama fuese y no hubo más.




Entre los bienqueridos comentarios que mis idolatradas lectoras fueron depositando en el regazo de la versión primera de este fugaz encuentro en la Casa de América, se hace evidente una corriente crítica con mi seca respuesta a la bella dama que me abordó. A ellas, y a todas las improbables e impagables personas que me leen, dedico esta segunda versión de lo acaecido:


Asistí anteayer a un sarao literario en la Casa de América. Una señora de buen ver se acercó y amablemente dio origen a este breve diálogo: 


-Me han dicho que usted escribe.
-Sí, señora.
-Y... ¿desde cuándo lo hace usted?
-Pues... más o menos desde que aprendí a escribir. A leer aprendí yo solito, juntando las letras de los rótulos de los comercios de la calle que me nació. A escribir me enseñaron los libros que, a hurtadillas, tomaba de la biblioteca de mi padre.
-Bien, bien... ¿y... de qué tratan sus libros?
-Señora, mis relatos tratan de lo que está escrito en ellos, es decir, del amor, de las mujeres y de la vida y de mis cosas.

La dama sonrió, deslizó en mi mano izquierda un papelito con su número de teléfono y se marchó balanceando sus caderas al ritmo del mar Caribe.




lunes, 22 de octubre de 2012

El verdadero amor


(fotos del autor)

El verdadero amor no debe tener mesura

¡Ay!, ¡cuántas veces lloraréis las promesas quebrantadas!

¡Gozad ahora de vuestro momento dorado!



viernes, 21 de septiembre de 2012

La escritura en internet




La Fundéu ha presentado ayer mañana el primer manual práctico en español para la red en un acto celebrado en la sede de la Real Academia Española.

La obra (colectiva, en la que han participado más de 40 expertos) ha sido dirigida por el
periodista Mario Tascón y recoge recomendaciones y estudios sobre cortesía en la red,
correspondencia electrónica, reputación online, español global, escritura colectiva,
redacción para blogs, mensajería instantánea, gestión de comentarios, redes sociales,
emoticonos o accesibilidad.
Estos son algunos de los consejos para escribir mejor en internet,  seleccionados del libro por la redacción de El Huffington Post:
1.  Organiza y ahórrale tiempo a tu lector. "Los lectores tienen un tiempo limitado para resolver sus necesidades informativas. Titulares, palabras clave, ladillos y cualquier otro bloque de información que resuma el contenido del texto facilita este cometido"
2.  Las palabras en internet no se las lleva el viento. "Cada huella que se deja en la red dice algo sobre el autor, y por eso es importante saber emplear el lenguaje con propiedad en cada situación".
3.  Vete al grano. "Evitar la tendencia al archiverbalismo (alargamiento innecesario de las oraciones), por ejemplo: "De cara a la tarde se producirán precipitaciones en forma de nieve" en vez de "Esta tarde nevará"; y el archisilabismo (incisión de palabras innecesariamente largas), como utilizar subalternizar por subordinar".
4.  Plantéate si lo dirías en un ascensor. "El anonimato no es razón para la descortesía. Pensemos si diríamos lo mismo -y de la misma manera- en un intercambio verbal en el que nuestra identidad fuera manifiesta".
5.  Vuelve a pensártelo. "Antes, si uno tenía un mal día y era grosero con el tendero de la esquina, lo peor que le podía pasar era verse obligado a disculparse ante una persona, el tendero. Si esto mismo sucede en algunas de las redes sociales actuales, uno puede acabar por tener que disculparse ante un gremio entero en cuestión de minutos e incluso puede que este comentario le persiga durante años".
6.  Aprende español neutro. "El uso del español internacional es especialmente útil en la comunicación pública aparte de en la privada: el correo electrónico, las entrevistas a través de chats, las webs empresariales con delegaciones en otros países o la prensa digital con un alcance global, así como los tuits de famosos el mundo de la política, la cultura o el periodismo".
7.  Ojo a los tiempos. "En ocasiones puede considerarse una falta de educación tardar mucho en responder un correo electrónico. En el caso de que no tengamos la respuesta y vayamos a tardar en contestar, lo ideal es enviar un mensaje al emisor avisando".
8.  Cuidado con los jijis y jajas. "Un simple ja equivaldría a una risa sardónica o irónica que no denota alegría; un jaja, a una risa sincera; y un jajaja a una carcajada. Jejeje es una sonrisa cómplice; jojojo, una risa socarrona; y jijiji, una risilla traviesa o contenida".
9.  Titula bien. "Si se ha escrito un texto sublime pero no se encuentra el titular adecuado es como si no se hubiera escrito nada. Escribir un artículo es más fácil que titularlo. Por muy bueno que sea el artículo, si el titular es malo, nadie lo leerá".
10.     Relájate (relativamente) en los SMS y WhatsApps. "Bajo la premisa "si se entiende, sirve", se simplifica la ortografía en la mensajería instantánea; por ejemplo, se eliminan las tildes y los signos de puntuación al comienzo de la frase. Se gana tiempo".

viernes, 17 de agosto de 2012

En este mar tercero



Conciencia plena 

Tú me llevas, conciencia plena, deseante dios, 
por todo el mundo. 

En este mar tercero, 
casi oigo tu voz; 
tu voz del viento 
ocupante total del movimiento; 
de los colores, de las luces 
eternos y marinos.

Tu voz de fuego blanco 
en la totalidad del agua, el barco, el cielo, 
lineando las rutas con delicia, 
grabándome con fúljido mi órbita segura 
de cuerpo negro 
con el diamante lúcido en su dentro.

                                 (Animal de fondo) 

El poema es de Juan Ramón Jiménez; la ilustración,
 de Gerhard Richter.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Escribir es libre y barato



(foto tomada por el autor)

Escribir es la cosa más libre y barata que existe, aunque puede encorsetarse y encarecerse tan grata actividad si nos apuntamos a un taller de escritura.

Hoy en día es muy corriente que los ciudadanos, aborregados y amansados por las estructuras sociales y por los sistemas educativos, políticos y medios de comunicación, se entreguen con fruición al muy discutible deporte de pagar matrículas y abonos por todo tipo de cursillos, seminarios y otras zarandajas de ese tenor.

¿Que se encuentra usted un poco gordo? Pues, hale, a pagar la cuota de inscripción en un gimnasio.

¿Le tienta a usted la idea de escribir un diario? Taller de escritura al canto.

¿No sabe usted saludar en inglés? Academia que te crió.

¿Tu perro se niega a comer lo que guisas? Curso de cocina mediterránea ¡marchando!

Conozco a un tipo que quería viajar a China con el Corte Inglés y no se le ocurrió cosa mejor que apuntarse en una academia para aprender el mandarín.

Los cursos para aspirantes a fotógrafos son muy demandados por personas que no tomarán más instantáneas en su vida que las de su suegra y sus retoños.

No sean ustedes lilas, que bastantes cuartos no saca ya el Estado.

martes, 17 de julio de 2012

Goza ahora...


(Mujer Laure Albin-Guillot - Femme Nue Blonde, 1950)

Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,             
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada                 
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Luis de Góngora
(Córdoba 1561-1627)


(foto tomada por mí)

jueves, 12 de julio de 2012

Una tarde empapada de aromas



(fotos tomadas por mí)

…una tarde de flores y verdura,
rica de cielo azul, sin un celaje,
y empapada de aromas y frescura…

Eulogio Florentino Sanz (Arévalo 1825-Madrid 1881)


jueves, 5 de julio de 2012

El hombre que espera una llamada



Las mujeres de la edad moderna están apagadas o fuera de servicio. O, lo que es peor, carecen de identidad, pues sus números de los portátiles “no pertenecen a ningún abonado”.
Si llamo, con mi móvil, a una mujer de la era moderna, normalmente se agota la batería de su portable a poco de empezar a hablar. Contrasta la energía de la mujer de hoy con las escasas prestaciones de sus pilas recargables.

Las chicas me dicen:

- Estoy en el parque. Te llamo luego, cuando llegue a casa.

Deben dormirse en el parque porque el móvil no suena luego. ¿Cuándo es luego para una mujer?

Espero en el restaurante. Una hora. Pasa, por tanto, una hora de la acostumbrada por mí para la cena. Tengo hambre.
- Ahora no puedo hablar. Voy conduciendo, no tengo manos libres ni apenas cobertura y la batería se está muriendo, me dice la rapaza que está citada y no comparece.

Pido un vino y apunto en mi cuadernito moleskine. Sumo: en los últimos tiempos, desde que desperté en la clínica, he invertido en esperar el santo advenimiento de las hembras, quinientas veinticinco horas con cuarenta minutos. Toda una vida.

- ¿Quedamos ya para mañana? Insinúo a una pelirroja de rizo natural.

- Mejor te llamo luego. Cuando llegue a casa.

Nada. Tan solo me llama mi tía Honorata. Desea que mañana la transporte al pedicuro, antes llamado callista.Al día siguiente, la mujer de la cabellera color fuego de leña, me manda un mensajito de letras: 

- Lo siento. Estaba cansada y me dormí viendo la tele.

Natural. La televisión es el laúdano moderno.

- Quedaste en llamarme, me atrevo a susurrar a una tercera.
- No pude. A mi prima le dio un cólico nefrítico. La llevé a urgencias en Alcalá, dice.
- Voy en un taxi. La calle está cortada y hay un tapón enorme. No me esperes. Te llamo luego, afirma otra.

He pasado de ser el hombre que duerme, a ser el hombre que espera.
- Pues no me esperes, que tengo que sacar al perro.
- Ya. Claro. Lo que pasa es que ya te he esperado una horita. ¿Me la devuelves? ironizo.
- Ahora no puedo. Luego te hago una perdida. No tengo saldo, contesta.
- ¿Por qué no me llamaste ayer? me dice al otro día.
- Quedaste en llamar tú, respondo.
- ¿Y eso qué tiene que ver?, replica la chica de Burgos.
- No quería agobiarte, mascullo.
- Corazón, contigo nunca se sabe. ¡Eres más rarito!, termina.
- A ti te pasa algo… ¿Tienes novia? Acusa otra bachillera.
- Ya sabes que no. ¿Quieres que hagamos de novios tú y yo? Le digo a modo de morcilla guasona.
- Hay algo que no te gusta de mí, sospecha en voz alta la sufragista.
- No es eso. A mí me gusta todo de ti, menos tú misma cuando te pones celosa, me atrevo a farfullar.
- ¡Anoche me colgaste!, me dice ella.
-No quería discutir. Nos hubiéramos dicho cosas irreparables, le digo yo.
- Pues dímelas ahora, añade.
- Cuando me veas triste y malhumorado, todo lo que tienes que hacer es quitarte la ropa. Tu desnudez me hace vulnerable, contesto con un pié en Gª Martin.
Aburrido y solitario repaso los mensajes que he recibido hoy:

- Sí, pero más tarde. No tengo batería…
- ¿Ya se te pasó el cabreo?
- Anoche te encontré muy raro. Espero equivocarme.
- ¡Hola! Ayer me lié y después me fui a la camita. Besitos muchos.
- Hazme una perdida, que estoy en el trabajo.
- Salí del fisioterapeuta y te hice una perdida. Cené y me dormí.
- Toc… toc… ¿Me llamas luego?
- En ké stás pensando en ste instante?
- Gracias por todo. Igualmente.
- Kuando kieras.
- Hola! Ya te has olvidado de mí…? Besos.
- ¿Duermes?
- ¿Te veo mañana?
- Pienso en ti y…
- ¡He soñado contigo!
- Mañana te veré. 
Pero nunca llega ese mañana.

- ¿A qué hora vendrás?
- A la que tú quieras, contesta.
- Quiero ahora, digo yo.

En esta noche oscura, me acuesto “…dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado…” (Juan de la Cruz, el fraile que no tenía móvil)