martes, 30 de marzo de 2010

NOVIA BLANCA











Ella vino a mi jardín
una mañana de mayo;
las flores la recibieron
todas abiertas de blanco.
                      Juan Ramón

lunes, 29 de marzo de 2010

EL PAPA Y LA PALMA ILICITANA



El Papa dijo ayer, durante la misa del Domingo de Ramos, que no se verá intimidado por las "mezquinas habladurías" de la "opinión dominante" tras los diversos casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos contra menores de edad. Benedicto XVI evitó referirse directamente al problema de la pederastia, pero señaló que el hombre, en ocasiones, "cae en lo más bajo, a niveles vulgares" y "se sume en el pantano del pecado y la falta de honradez".
(agencias/El País)

sábado, 27 de marzo de 2010

LOS HOMBRES HUECOS


El poeta británico, atrapado en el cuerpo de un filósofo
estadounidense, reformó su vida sin revolucionarla.
Él mismo lo escribió al final de "Los hombres huecos":
"así termina el mundo,
no con una explosión, sino con un sollozo" (1925) 

miércoles, 24 de marzo de 2010

UN ARMA EN SU MANO XXX


(...es continuación)

El filósofo macarra que nos picaba las espaldas en la trena
una noche nos dijo, como si fuera gente del alcaide:
-Buscar un higo en invierno es cosa de locos piraos. Por eso
mismo no hay que irritarse con los hechos.

¡Qué jodido polichinela! ¡En mi lugar me gustaría verle!
No hacen falta muchos latines para saber que mañana será
otro día. O no, que nunca se sabe. Pero... es que lo mío es de
mear y no echar gota. A poco de hacerme con el mando en la
ciudad, voy y recibo un estuche de parte de Lang Tsu con una
nota bien elegante y un bote de té bien empingorotado.
La cartita decía así:
"Si Ling Chi imperial. Jardín de excepción.
Mono ha vuelto" 

Insisto. En lo a mí respecta, el desorden de los sentidos me
parece de perlas. ¡Siempre que yo participe en la rebatiña!

(continuará...)

domingo, 21 de marzo de 2010

SETECIENTAS PROFESIONALES


(BABELIA firmado por M. Rodriguez Rivero)

"Algunos cronistas refieren que durante el Concilio de Constanza (1414-1418) más de setecientas putas acudieron de toda Alemania para aliviar las urgencias de los máximos representantes de la Iglesia de Cristo, ocupados el resto de su tiempo en reparar los estragos del Gran Cisma (véase la apasionante historia del papado Los guardianes de las llaves del cielo, de Roger Collins, Ariel) y en condenar las ideas del hereje Wyclif y de su influyente discípulo Hus (a quien, por cierto, mandaron asar en la hoguera pública). Parece ser que el recuerdo del escándalo provocado por aquel tomate sexual-eclesiástico tuvo mucho que ver en la definitiva instauración del celibato en el orden sacerdotal, lo que ocurrió (eclosión protestante de por medio) en el Concilio de Trento (1545-1563). Me temo que a lo largo de la historia (incluyendo la larguísima parte de la que no tenemos memoria escrita) el sexo ha sido una pasión bastante más poderosa que el deseo de consagrarse a Dios. Los protestantes, conscientes de lo difícil que resulta obviar las violentas exigencias centradas partibus pundendis, decidieron ignorar la reflexión de San Pablo (1 Corintios) según la cual el soltero tenía menos distracciones que el casado para ocuparse de las cosas del Señor, y permitieron, al contrario que su competencia directa, que sus pastores eligieran estado. Otros, como la secta cristiana de los skoptsy (Dostoievski menciona en El idiota a uno de ellos, propietario de una casa de cambio), prefirieron cortar por lo sano y optaron por castrarse, lo que no deja de resultar una solución un poco gore. A pesar de las crecientes y cada vez más extendidas demandas contra abusos pedófilos llevados a cabo por sacerdotes católicos, no crean que yo me inclinaría por una medida tan radical. Pero sí pienso que a los curas se les debiera liberar del celibato obligatorio y compulsivo: así serían menos las tentaciones rijosas en el confesionario o en las aulas. Bueno, es una simple sugerencia que elevo a la jerarquía católica española sin pretender molestar demasiado, sabedor de que esta temporada está muy ocupada en procurar que no se difunda (más) el libro Jesús; aproximación histórica (PPC, Grupo SM, 9 ediciones vendidas), de Juan Antonio Pagola, que no es precisamente un nuevo Hus (aunque hay quien lo considera una especie de Arrio negador de la divinidad de Cristo). A lo que parece, eso sí que es un peligro, y no lo de los niños tocados y abusados."

viernes, 19 de marzo de 2010

UN ARMA EN SU MANO XXIX

(...es continuación)

Había llegado la hora de guapear un poco:
-Caballeros, hasta que no regrese Mono,
yo tengo el poder. La ciudad es mía.

(continuará...)

lunes, 15 de marzo de 2010

UN ARMA EN SU MANO XXVIII

(es continuación...)
Texto de Cecilia Faber-Castell

Cogí los ochocientos pavos y salí corriendo de aquella jaula de grillos.
Me entran náuseas, como siempre que debo decidir entre dos malas opciones, en esas jodidas encrucijadas en que sabes que, hagas lo que hagas, la pifiarás, y no por ello dejas de escoger. Puta vida…

Vierto agua caliente sobre el té verde de Longjing, cumpliendo el ritual que Lieng Tzu me enseñó cuando compartíamos celda, y un color amarillo cálido comienza a contagiar la porcelana de celadón.

“La vida tiene su destino, en cambio la fortuna depende de la providencia”, así hablaba Lieng Tzu tumbado en el catre de la celda, mientras hacía girar la tetera en sentido inverso a las agujas del reloj, vertiendo el precioso líquido sobre el cuenco. Viendo sus manos acariciar delicadamente la porcelana, nadie diría que era uno de los más antiguos y eficaces jefes de la mafia china, que continuaba dirigiendo desde el penal.

Suave y gentil, así es el Longjing y así era ella en aquellos días en que no salíamos de la cama más que para abastecernos en la cocina de té, galletas, naranjas, o cualquier cosa que nos diera fuerzas para llegar a la siguiente madrugada. De buena mañana ella se marchaba al encuentro del cornudo de su marido.

No me molestan especialmente los imbéciles. Si no fuera por ellos no apreciaríamos en su justa medida a los que no lo son. Imbécil y corrupto, combinación frecuente entre políticos engañanecios.

Los lectores/as que gusten de empezar por el principio, pueden acceder al capítulo I pinchando aquí:
 http://manuelmariatorresrojas.blogspot.com/2010/01/un-arma-en-su-mano.html                                                                                               (continuará...)

sábado, 13 de marzo de 2010

UN ARMA EN SU MANO XXVII

( La ilustración es de F. Vicente)
Y el texto, de Maite San Miguel, colega de letras.

No dejaba de cavilar, con las pocas neuronas que el orfidal no había dañado, el modo y manera de escapar de tan aseptizado habitáculo. Bien endomingado con mi traje de mil rayas y ensombrerado en mi borsalino a lo Delon, rumiaba mi encéfalo por ver si de una vez por todas la pelirroja desamarraba mi desazón.


Sentí unos pasos como de carga cerca de la puerta de mi chirona. Sólo de pensar en la presencia del elemento del batín ,con pinta de doctor bacterio, mi sistema hormonal, algo tocado, se ponía fuera de Dios.

¡Sorpresa!. Mi hada madrina apareció adornada con todos sus bártulos y artilugios de limpieza y con un " hola mi amol ", tan musical como familiar, hizo " tilt " en el busilis del resto de mi mollera.

Necesitaba desobstruir mis viejas armas de dandy.


                                                               ( continuará...)

viernes, 12 de marzo de 2010

MIGUEL DELIBES


Ha muerto un escritor. El escritor. Cartas de amor de
un sexagenario voluptuoso.
¡Los dioses no nos dan ni una sed de agua!
Pero él escribía como la seda. Como el que lava.

lunes, 8 de marzo de 2010

UN ARMA EN SU MANO XXVI


(... es continuación)


Abro los ojos y siento baja mi temperatura moral. Debe ser por haber dormido no se cuantísimo tiempo. Soy un hombre antiguo, sin entresijos. Tan sólo con dos cauces subterráneos, uno turbio y otro limpio. El arroyo primitivo es claro, hondo y silente. El manantial de la era moderna, ancho, oscuro, horrisonante.

No consigo recordar si llegué a vivir con ella, ni si ella era pelirroja.

Los médicos me dicen que debo permanecer en la clínica unos tres mesecitos de nada. Mis días corren unos con otros en la sala de rehabilitación aprendiendo a caminar y estirando los músculos.¡No me dan ni para una sed de agua!

Observo a las enfermeras y a las mujeres de la limpieza. No son como las mujeres antiguas. Tienen más tetas, culo y caderas. Son más altas y todo el tiempo dicen que se estresan por un quítame allá esas pajas.

Las mujeres antiguas eran morenas y con pelos en las piernas. Si se ponían nerviosas tomaban unas gotitas de agua de azahar que vendían en los drugstores en unas botellitas cristal azul oscuro.

Noto que, como las jais antiguas, las modernas no tienen palabra y llegan tarde a todos los sitios. Observo que las nuevas no se disculpan. Si dicen “lo siento”, luego añaden “y no me llames más”. Otra condición común a las mujeres de las distintas épocas que me ha tocado vivir es que son clitoridianas. ¡El botón sagrado!
Nueva sesión con el psiconeurólogo. ¡Dale, machaca!

- ¿Cómo van sus recuerdos? me pregunta el hombre feo y duro de mollera.
- Muy bien ¿y usted? Un día un chino se meó en mi alfombra.

He tomado manía a este sujeto. No lo aguanto. Está convencido de que la mierda es mejor que la nada. Pido que me suba la dosis de orfidal, pues ahora resulta que no consigo dormir. Rechaza mi petición alegando que se acostumbra uno. El muy zote no comprende que mi insomnio actual algo tendrá que ver con la circunstancia de que he dormido, noche y día, no sé cuantos años. Y que las vacas flacas de la vigilia suelen suceder a las vacas gordas del sueño.

- Por cierto doctor, quería preguntarle si, a su conocimiento, existen otros casos como el mío. También me interesa el asunto del hijoputa del senador Mac Carthy y el Sindicato de Libertades Civiles.

Carraspea un poco. Aclara la voz y me dice que él no ha tratado a ningún paciente de mis características. Pero que, sin embargo, en los manuales de su profesión hay descritos algunos casos. De lo otro, ni pío.

(continuará...)


Los lectores/as que gusten de empezar por el principio,
pueden acceder al capítulo I pinchando aquí.

domingo, 7 de marzo de 2010

lunes, 1 de marzo de 2010

UN ARMA EN SU MANO XXV


(...es continuación)

El caudal gris de ciegas horas se rompe por una ranura de luz.
Desperté desnudo y sin recuerdos.

Mi cuerpo estaba cubierto tan sólo por una bata de hospital, de esas que te dejan con el culo al aire. Mi memoria, vacía. Boca arriba, yerto de cuerpo y yermo de espíritu, respiré con la tripa. Tenía un ladrillo en el estómago y la lengua como lija del número tres.

El médico preguntó:
- ¿Cuál es su último recuerdo?

Contesto:
- No lo sé. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

El galeno insiste:
-¿Qué es lo último que usted recuerda?

Se estaba poniendo pesado. Respondí:
- Una casita muy chiquitita con muchas flores en el jardín.

El hombre de la bata blanca humaniza su rostro y dice:
- En ella vivía usted, supongo. ¿Dónde estaba esa casa?

Contesto:
- Que no doctor, que es la letra de una canción.

Este tío está casado con su opinión. Porfía:
- Usted tiene que recordar algo y es su deber ayudar a solucionar su caso.

Preferí no decirle al neurólogo que a mí me importaba un pito solucionar mi caso y decidí darle una pequeña sorpresa:
-¿Es usted un hombre de Mono?

Bostezo. Pido al hombre de las preguntas que me deje dormir un rato. Cierro los ojos y me hago un autodiagnóstico. Claro que tengo recuerdos. Lo que pasa es que son deseos y no sé si se cumplieron o no. Da igual. No pienso averiguarlo. Me acuerdo de ella. ¡Dios! Tacones, manos, medias. Su falda, sus zapatos, su blusa, su melena, su cuello con sus rizos. Me acuerdo de ella con el corazón, no con la memoria.

Un portazo impío me obliga a abrir los ojos . Es el director del manicomio. Me anuncia que en la caja fuerte de su despacho está depositado un convoluto con ochocientos billetes de los grandes. Míos son.

(continuará...)


Los lectores/as que gusten de empezar por el principio,
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