Del monte en la ladera
por mi mano plantado, tengo un huerto
que, con la primavera,
de bella flor cubierto,
ya muestra en esperanza el fruto cierto
( Oda a la vida retirada. Fragmento.
El primer designio no requería sino de unas horas de estudio cada madrugada, a menudo sentado en el balcón, por si se levantaba la fresca, que no lo hacía ni con las claritas del día. Desde siempre, las madrugadas han sido para mí la parte final de la noche, nunca comienzo del día. Me gusta atar la luna con el sol.
El segundo empeño fue planificado meses antes con rigor y disciplina cisterciense. Consistía en convertir mi dormitorio, el contiguo y el medianero cuarto de estudio, en un huerto. Recogería sus frutos a finales de septiembre, antes de la vuelta de mi familia y demás animales.
Pero había más. Algo que constituye el nudo de esta historia. Quería que mi gran secreto, mi mayor tesoro, medrase un tiempo en mi propio suelo. Mi caudal databa de mucho antes de Cristo, pues era contemporáneo de Buddha...
Fray Luis de León )
( capítulo primero )
En el quinto año de la octava década del pasado siglo determiné pasar el estío en compañía de nadie. Polvo, sudor y hierro, en el jodido secarral de la meseta castellana. Terminaría así unos estudios universitarios que me tenían harto. Harto de tanta anormalidad artificial. Fue mi primer verano sin veraneo.
Otro propósito, genuino pero no confeso, era el de labrar un huerto en el piso paterno, vacío durante la canícula.
El primer designio no requería sino de unas horas de estudio cada madrugada, a menudo sentado en el balcón, por si se levantaba la fresca, que no lo hacía ni con las claritas del día. Desde siempre, las madrugadas han sido para mí la parte final de la noche, nunca comienzo del día. Me gusta atar la luna con el sol.
El segundo empeño fue planificado meses antes con rigor y disciplina cisterciense. Consistía en convertir mi dormitorio, el contiguo y el medianero cuarto de estudio, en un huerto. Recogería sus frutos a finales de septiembre, antes de la vuelta de mi familia y demás animales.
Pero había más. Algo que constituye el nudo de esta historia. Quería que mi gran secreto, mi mayor tesoro, medrase un tiempo en mi propio suelo. Mi caudal databa de mucho antes de Cristo, pues era contemporáneo de Buddha...
(continuará...)
Manuel con tu nuevo relato, el primer capitulo me tienes en ascuas,al terminar de leerlo me ha encantado tu extracto , pues este promete ser muy pero que muy interesante sobre todo porque el primer capitulo me has dejado con la miel del huerto en la boca,jaja
ResponderEliminarEspero pronto nuevos capítulos de esta aventurera historia nueva, donde el personaje principal eres tú , y tu rico mundo interior , ya un muchacho crecidito y mayor de edad, con muchos proyectos en mente que poco a poco se verán el desenlace final .....feliz verano para ti también .
Mil gracias amigo Manuel por invitarme a leer tu nueva obra.
Un abrazo de MA .
Manuel preciosa imagen del fantástico huerto y preciosa Oda de Fray Luis de León , me han gustado muchísimo esta entrada de post.
ResponderEliminarAcompañando a tu relato nuevo esto promete.....
Un abrazo de MA y feliz fin de semana, querido y estimado amigo.
mmmm muy interesante el relato....lo seguire.
ResponderEliminarun abrazo
¡GRACIAS MERRY! ABRAZOS
ResponderEliminar¡ERES UNA PERSONA MUY ESPECIAL, MI QUERIDA COLEGA MARI ÁNGELES! GRACIAS DE TODO CORAZÓN...ESPERO NO DEFRAUDARTE ABRAZOS
ResponderEliminarMe gusta tu estilo directo.
ResponderEliminarLa historia promete.
Cuidar un huerto es muy interesante.
Un abrazo
El "Beatus Ille" sembrado en un piso promete. La rebeldía del que comienza a ser adulto y busca su identidad, también.
ResponderEliminar"El aire el huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruido
que del oro y del cero pone olvido."
Fray Luis de León
Enhorabuena por esta incipiente clase de agricultura impartida por nudos marineros que atan la luna con el sol.
¡GRACIAS, MARISA! VEREMOS POR DONDE FLORECE ESTE RELATO, SI NO LO MALOGRA EL CALOR Y LA MANÍA DE PROHIBIR QUE ANIDA EN LOS QUE MANDAN...
ResponderEliminarQUERIDA MARIAN: CUIDAR UN HUERTO Y EL AMOR POR EL LENGUAJE SON LAS DOS TAREAS MÁS APASIONANTES QUE UNO PUEDE ACOMETER...¡GRACIAS!
ResponderEliminarEl huerto es como el amor Manuel, hay que regarlo a menudo para que no se seque, abonarlo, quitarle las malas hierbas y poner protección para que los otros animalitos no entren y lo estropeen.
ResponderEliminarMARIAN: ¡YA LO DECÍA EL CUPLÉ: ADMINÍSTREME USTED LO QUE EL POBRECITO DEJÓ!...
ResponderEliminarGracias al link de fb descubrí la bitácora. Seguía sólo Casa de Citas.
ResponderEliminarEste comienzo de relato me gusta mucho. Por Fray Luis, por el huerto, por la elección de la voz narradora: me quedo, Manuel.
Saludos van
Y se me pasó la fecha del post! ay ahora lo vi! qué naba importante!
ResponderEliminarDespistada , pero te leo jaaaa me tenté