lunes, 30 de agosto de 2010

¡AL SOL DE LA BELLEZA! ¡LA PRIMAVERA! III


( capítulo tercero )
Hoy, transcurridos muchos años de gracia y alguno de desgracia, pienso en lo fácil que para Ada resultó pasar del invierno de la infancia a la primavera de la adolescencia. Sin dudas, sentimientos de culpa o regresiones. De golpe se terminaron las prácticas formales de la religión oficial.

 De regla tardía, la caja de su cuerpo maduró maravillosamente en la Ciudad Universitaria de Madrid. De ojos claros, bien abiertos y bien guasones, sus pechos remedaban, a mejor, el busto de la Marianne de la República Francesa. Las largas piernas de Ada brotaban de más arriba de sus caderas, que a su vez sostenían el trasero más importante de todo el distrito universitario.

A propósito de su culo, contaré que, en tercer o cuarto curso de la carrera, el cursi y relamido de D. Leonardo, granadino y catedrático de Derecho Procesal, echó a Ada de clase por llevar pantalones vaqueros, que por entonces no se llamaban, como ahora, jeans. Otro apunte del clima imperante: un catedrático de Derecho Canónico, con apellido de comunero castellano, gordito, bajito y meapilas, a la hora de explicar los impedimentos y causas de anulación del matrimonio, como la impotencia y otras hierbas, rogaba que se ausentaran de clase las alumnas futuras abogados.

Ada leyó “El Cuarteto de Alejandría” de Durrell. A Henry Miller también: los dos trópicos,” Nexus”, “Plexus” y lo demás. Devoró la “Rayuela” de Cortázar, el “Bomarzo” de Mújica Lainez, el Jardín de los “Finzi Contini” de Giorgio Bassani y otras novelas que se vendían bajo cuerda. ¡Bendita editorial Losada. Buenos Aires. Argentina! Se entusiasmó con “Jules et Jim”, de Henri-Pierre Roché y “Le genou de Claire”, de Eric Röhmer. Huellas perennes dejaron en ella, como la suya en mí.

                                                                           ( foto de Yamamoto )

7 comentarios:

  1. Sigo interesada la Historia de Ada, con esos pequeños y esclarecedores detalles sobre "vaqueros" y libros de Losada.
    Besos intrigados.

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  2. Buenos recuerdos plasmados en este capitulo III de una época dorada de juventud entre libros y amores universitarios. Ada te dejo una huella imborrable en tu memoria.El profesor todavía el hombre de esa época tenia el machismo a flor de piel y estaba mal visto vestir pantalones vaqueros en las mujeres , cuando el vaquero era y es un básico de todos los ropero y más del estudiantil fue uniforme.
    Que bien escribes y describes la historia da gusto leer tus letras.

    Abrazos de MA para ti amigo Manuel.

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  3. Niña María: un trasero 10 y la clandestinidad de Losada...¡OH TÉMPORA! ¡OH MORES! TÚ SÍ ME QUE INTRIGAS A MÍ...

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  4. ¡GRACIAS MARI ÁNGELES! ERES EL APOYO CONSTANTE DE MI DIARIA LABOR...ABRAZOS

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  5. O tempora... casi nunca cualquier tiempo pasado fué mejor.
    O mores... van con la época y no todas las pasadas fueron mejores (gracias a los dioses) a pesar del enfado monumental de quien pronunció el ahora proverbio.
    En cuanto a lo de intrigar, para nada, soy una débil y frágil mujer que se mueve con suavidad entre el humor y la melancolía.
    Besos esclarecedores.

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  6. Echar a Ada de clase porque llevaba jeans : un desatino prejuicioso y demoníaco.
    Con lo guapos que sientan los tejanos en las redondeces femeninas.

    Losada siempre tuvo la sabia lealtad de editar lo que a veces , estaba , prohibido.
    Interesante narrativa!
    Atrapa.

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  7. Amigo Manuel

    Sigo silenciosamente tu relato en el describes una "époque doree" que intuyo fue muy enriquecedora....en muchos aspectos

    Un abrazo

    Maite

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!