domingo, 21 de marzo de 2010

SETECIENTAS PROFESIONALES


(BABELIA firmado por M. Rodriguez Rivero)

"Algunos cronistas refieren que durante el Concilio de Constanza (1414-1418) más de setecientas putas acudieron de toda Alemania para aliviar las urgencias de los máximos representantes de la Iglesia de Cristo, ocupados el resto de su tiempo en reparar los estragos del Gran Cisma (véase la apasionante historia del papado Los guardianes de las llaves del cielo, de Roger Collins, Ariel) y en condenar las ideas del hereje Wyclif y de su influyente discípulo Hus (a quien, por cierto, mandaron asar en la hoguera pública). Parece ser que el recuerdo del escándalo provocado por aquel tomate sexual-eclesiástico tuvo mucho que ver en la definitiva instauración del celibato en el orden sacerdotal, lo que ocurrió (eclosión protestante de por medio) en el Concilio de Trento (1545-1563). Me temo que a lo largo de la historia (incluyendo la larguísima parte de la que no tenemos memoria escrita) el sexo ha sido una pasión bastante más poderosa que el deseo de consagrarse a Dios. Los protestantes, conscientes de lo difícil que resulta obviar las violentas exigencias centradas partibus pundendis, decidieron ignorar la reflexión de San Pablo (1 Corintios) según la cual el soltero tenía menos distracciones que el casado para ocuparse de las cosas del Señor, y permitieron, al contrario que su competencia directa, que sus pastores eligieran estado. Otros, como la secta cristiana de los skoptsy (Dostoievski menciona en El idiota a uno de ellos, propietario de una casa de cambio), prefirieron cortar por lo sano y optaron por castrarse, lo que no deja de resultar una solución un poco gore. A pesar de las crecientes y cada vez más extendidas demandas contra abusos pedófilos llevados a cabo por sacerdotes católicos, no crean que yo me inclinaría por una medida tan radical. Pero sí pienso que a los curas se les debiera liberar del celibato obligatorio y compulsivo: así serían menos las tentaciones rijosas en el confesionario o en las aulas. Bueno, es una simple sugerencia que elevo a la jerarquía católica española sin pretender molestar demasiado, sabedor de que esta temporada está muy ocupada en procurar que no se difunda (más) el libro Jesús; aproximación histórica (PPC, Grupo SM, 9 ediciones vendidas), de Juan Antonio Pagola, que no es precisamente un nuevo Hus (aunque hay quien lo considera una especie de Arrio negador de la divinidad de Cristo). A lo que parece, eso sí que es un peligro, y no lo de los niños tocados y abusados."

4 comentarios:

  1. ¡Hay Manoliño, corres bien, pero fuera de la linde!
    A estos cerdos pederastas LES GUSTAN LOS NIÑOS, sus urgencias partibus pundendis no se solucionarían abandonando el celibato por coyunda con mujer.

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  2. Casemos a todos los que practican la pederastia, hagamos que tengan niños para evitar que sientan esa atracción urgente hacia los niños, jajaja.

    Como dice clarifú eso lo llaman aquí mezclar churras con merinas, que casados y con hijos más tentación aún. No te cuento qué gustito cuando haya que llevarles al colegio para jugar con el resto de amigitos(un chute de endorfinas).
    Esta afectación toca a un porcentaje de población independientemente de su trabajo, es algo global y no se pueden buscar soluciones a un caso particular cuando es un mal que afecta a todos. Y el que quiera seguir ciego que continúe desviando la vista en una sola dirección.
    Michel Blond, he dicho.

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  3. ...con la Iglesia hemos topado " dijo el caballero a Sancho...

    todos estos temas me repugnan.
    Un abrazo
    Maite

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  4. COMPARTO LA REPUGNANCIA DE MAITE Y EL ESCEPTICISMO DE CLARIFÚ Y DE MICHEL BLOND...TAMBIÉN CREO QUE ES UN ASUNTO QUE DEBE OREARSE, PUES DURANTE SIGLOS SE HA OCULTADO Y PROTEGIDO A LOS CULPABLES, EN GRAVE PERJUICIO DE MENORES INDEFENSOS Y ANGUSTIADOS.¡ABAJO LA HIPOCRESÍA Y EL DOBLE RASERO!

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!