El poeta británico, atrapado en el cuerpo de un filósofo
estadounidense, reformó su vida sin revolucionarla.
Él mismo lo escribió al final de "Los hombres huecos":
"así termina el mundo,
no con una explosión, sino con un sollozo" (1925)
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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!
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