lunes, 5 de noviembre de 2012

Me han dicho que usted escribe (tercera versión)



( el autor descansa de su duro trabajo )

La Dama De Buen Ver, o alguna mujer bajo ese heterónimo, me ha enviado un correo con su versión de nuestro encuentro en la Casa de América, que publico a continuación:



"La otra tarde, con mucha desgana, hice el esfuerzo de asistir a un encuentro literario en la Casa de América. En un rellano de la escalera del palacio de Linares, me topé con un señor de buen ver y aire de ahí me las den todas. Su cara me sonaba de algo, probablemente de algo relacionado con el mundo editorial de mi marido. Me acerqué con fingida torpeza y le pregunté:

-Me han dicho que usted escribe.

-Sí, señora, contestó el cincuentón con aparente desapego, desmentido por el brillo de sus ojos.

-Y... ¿desde cuándo lo hace usted? Mis preguntas no estaban siendo burbujeantes de ingenio pero…conozco bien a muchos escritores y a sus egos; normalmente prefieren preguntas simples para ellos responder con lucimiento.

-Pues... más o menos desde que aprendí a escribir. A leer aprendí yo solito, juntando las letras de los rótulos de los comercios de la calle que me nació. A escribir me enseñaron los libros que, a hurtadillas, tomaba de la biblioteca de mi padre.
¡Bueno, bueno!…me dije. Este tío no es tonto, utiliza bien las palabras y tiene una media sonrisa que me pone. Voy a someterle a una última prueba. Le preguntaré aquello que más cabrea a quienes escribimos:
-Bien, bien... y ¿de qué tratan sus libros?

-Señora, mis relatos tratan de lo que está escrito en ellos, es decir, del amor, de las mujeres y de la vida y de mis cosas.

Le apunté un notable en su haber. No le di sobresaliente porque parte de su respuesta es el título de una colección de poemas de Benedetti, aunque también es cierto que las personas leídas y escribidas nos utilizamos unos a otros, la mayor parte de las veces inocentemente. Un notable es suficiente para meterme en su cama.

Sonreí, deslicé en su mano izquierda un papelito con mi número de teléfono y me marché balanceando mis caderas al ritmo del mar Caribe. Mi padre siempre me decía, cuando niña, que me movía mejor que las olas. De mayor supe que la frase paterna pertenece a la letra de un bolero. Y que mi marido es un gilipollas de tomo y lomo."



(foto Isabel Muñoz)

5 comentarios:



  1. Se le mira a usted bien descansando, me cae que si...Saludos

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  2. Gracias, Manu, eres un sol.

    Un fuerte abrazo.

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  3. Las líneas generatrices definen la superficie envolvente. Analizada la curvatura de las generatrices se intuye con suficiente aproximación el volumen que envuelven, el volumen interior.
    Salud
    Francesc Cornadó

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  4. No estoy para nada más que recordar que los maridos son un petardo, en líneas generales, salvo que sientan ese infame sentido de culpabilidad y se esfuercen en ser amables en "todos" los sentidos con sus esposas. Afortunadamente para ellos, ni se enteran. ¿Esposas? Ufff, quien desearía detentar semejante epíteto cuyo sinónimo aterra.
    Ingeniosa entrada. Bss.

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  5. Preguntar a un hombre si escribe, desde cuándo y sobre qué no nos indica que sea por sus respuestas un ingeniero de Teleco, si me apuran le damos matrícula de honor, ¡cuántos chanchullos hay en las calificaciones!. ja, ja, ja.
    ¡Ah! y su media sonrisa no me parece nada inocente, a saber lo que está tramando.
    Sr. escritor tápese usted que se le va a ver la tibia, la pantorrilla y el peroné.

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!