( el autor en Cuba )
Asistí anteayer a un sarao literario en la Casa de América. Una señora de buen ver se acercó y amablemente dio origen a este breve diálogo:
-Me han dicho que usted escribe.
-Sí, señora.
-Y... ¿desde cuándo lo hace usted?
-Pues... más o menos desde que aprendí a escribir.
-Bien, bien... ¿y... de qué tratan sus libros?
-Señora, mis libros tratan de lo que está escrito en ellos.
La dama fuese y no hubo más.
Entre los bienqueridos comentarios que mis idolatradas lectoras fueron depositando en el regazo de la versión primera de este fugaz encuentro en la Casa de América, se hace evidente una corriente crítica con mi seca respuesta a la bella dama que me abordó. A ellas, y a todas las improbables e impagables personas que me leen, dedico esta segunda versión de lo acaecido:
Asistí anteayer a un sarao literario en la Casa de América. Una señora de buen ver se acercó y amablemente dio origen a este breve diálogo:
-Me han dicho que usted escribe.
-Sí, señora.
-Y... ¿desde cuándo lo hace usted?
-Pues... más o menos desde que aprendí a escribir. A leer aprendí yo solito, juntando las letras de los rótulos de los comercios de la calle que me nació. A escribir me enseñaron los libros que, a hurtadillas, tomaba de la biblioteca de mi padre.
-Bien, bien... ¿y... de qué tratan sus libros?
-Señora, mis relatos tratan de lo que está escrito en ellos, es decir, del amor, de las mujeres y de la vida y de mis cosas.
La dama sonrió, deslizó en mi mano izquierda un papelito con su número de teléfono y se marchó balanceando sus caderas al ritmo del mar Caribe.
Que bueno!,me gusta tu encuentro y tu forma de contarlo, como siempre ideal.
ResponderEliminarUn abrazo
JAJAJAJAJAJA... Eres un crack!!! Y un creck-crick-crock-cruck también. ^_^ Me encanta, me encanta.
ResponderEliminarBesos y buen fin de semana, Manuel.
Sí, desde luego, lo que escribimos trata siempre de nuestras cosas... Me parece a mí que no tienes remedio. Ya sabes, ese dicho italiano de que quien nace redondo no puede morir cuadrado... Besos.
ResponderEliminar¡Oh! ¡qué bonito!. Me gusta más esta segunda versión, hace más cercano al escritor. En aquella ocasión no mencionaste que la dama fuera bella, supuse entonces que era fea por tu modo de "dar puerta".
ResponderEliminarUn beso
saludos!!
ResponderEliminarTu ademán te delató, la señora lo vio claro.
ResponderEliminarLa segunda versión, mucho mejor.
Salud
Francesc Cornadó