Las mujeres de la edad moderna están
apagadas o fuera de servicio. O, lo que es peor, carecen de identidad, pues
sus números de los portátiles “no pertenecen a ningún abonado”.
Si llamo, con mi móvil, a una mujer de la era moderna, normalmente se agota la batería de su portable a poco de empezar a hablar. Contrasta la energía de la mujer de hoy con las escasas prestaciones de sus pilas recargables.
Las chicas me dicen:
- Estoy en el parque. Te llamo luego, cuando llegue a casa.
Deben dormirse en el parque porque el móvil no suena luego. ¿Cuándo es luego para una mujer?
Espero en el restaurante. Una hora. Pasa, por tanto, una hora de la acostumbrada por mí para la cena. Tengo hambre.
- Ahora no puedo hablar. Voy conduciendo, no tengo manos libres ni apenas cobertura y la batería se está muriendo, me dice la rapaza que está citada y no comparece.
Pido un vino y apunto en mi cuadernito moleskine. Sumo: en los últimos tiempos, desde que desperté en la clínica, he invertido en esperar el santo advenimiento de las hembras, quinientas veinticinco horas con cuarenta minutos. Toda una vida.
- ¿Quedamos ya para mañana? Insinúo a una pelirroja de rizo natural.
- Mejor te llamo luego. Cuando llegue a casa.
Si llamo, con mi móvil, a una mujer de la era moderna, normalmente se agota la batería de su portable a poco de empezar a hablar. Contrasta la energía de la mujer de hoy con las escasas prestaciones de sus pilas recargables.
Las chicas me dicen:
- Estoy en el parque. Te llamo luego, cuando llegue a casa.
Deben dormirse en el parque porque el móvil no suena luego. ¿Cuándo es luego para una mujer?
Espero en el restaurante. Una hora. Pasa, por tanto, una hora de la acostumbrada por mí para la cena. Tengo hambre.
- Ahora no puedo hablar. Voy conduciendo, no tengo manos libres ni apenas cobertura y la batería se está muriendo, me dice la rapaza que está citada y no comparece.
Pido un vino y apunto en mi cuadernito moleskine. Sumo: en los últimos tiempos, desde que desperté en la clínica, he invertido en esperar el santo advenimiento de las hembras, quinientas veinticinco horas con cuarenta minutos. Toda una vida.
- ¿Quedamos ya para mañana? Insinúo a una pelirroja de rizo natural.
- Mejor te llamo luego. Cuando llegue a casa.
Nada. Tan solo me llama mi tía Honorata. Desea que mañana la transporte al pedicuro, antes llamado callista.Al día siguiente, la mujer de la cabellera color fuego de leña, me manda un mensajito de letras:
- Lo siento. Estaba cansada y me dormí viendo la tele.
Natural. La televisión es el laúdano moderno.
- Quedaste en llamarme, me atrevo a susurrar a una tercera.
- No pude. A mi prima le dio un cólico nefrítico. La llevé a urgencias en Alcalá, dice.
- Voy en un taxi. La calle está cortada y hay un tapón enorme. No me esperes. Te llamo luego, afirma otra.
He pasado de ser el hombre que
duerme, a ser el hombre que espera.
- Pues no me esperes, que tengo que
sacar al perro.
- Ya. Claro. Lo que pasa es que ya te he
esperado una horita. ¿Me la devuelves? ironizo.
- Ahora no puedo. Luego te hago una
perdida. No tengo saldo, contesta.
- ¿Por qué no me llamaste ayer? me dice
al otro día.
- Quedaste en llamar tú, respondo.
- ¿Y eso qué tiene que ver?, replica la
chica de Burgos.
- No quería agobiarte, mascullo.
- Corazón, contigo nunca se sabe. ¡Eres
más rarito!, termina.
- A ti te pasa algo… ¿Tienes novia?
Acusa otra bachillera.
- Ya sabes que no. ¿Quieres que hagamos
de novios tú y yo? Le digo a modo de morcilla guasona.
- Hay algo que no te gusta de mí,
sospecha en voz alta la sufragista.
- No es eso. A mí me gusta todo de ti,
menos tú misma cuando te pones celosa, me atrevo a farfullar.
- ¡Anoche me colgaste!, me dice ella.
-No quería discutir. Nos hubiéramos
dicho cosas irreparables, le digo yo.
- Pues dímelas ahora, añade.
- Cuando me veas triste y malhumorado,
todo lo que tienes que hacer es quitarte la ropa. Tu desnudez me hace
vulnerable, contesto con un pié en Gª Martin.
Aburrido y solitario repaso los mensajes
que he recibido hoy:
- Sí, pero más tarde. No tengo batería…
- ¿Ya se te pasó el cabreo?
- Anoche te encontré muy raro. Espero
equivocarme.
- ¡Hola! Ayer me lié y después me fui a
la camita. Besitos muchos.
- Hazme una perdida, que estoy en el
trabajo.
- Salí del fisioterapeuta y te hice una
perdida. Cené y me dormí.
- Toc… toc… ¿Me llamas luego?
- En ké stás pensando en ste instante?
- Gracias por todo. Igualmente.
- Kuando kieras.
- Hola! Ya te has olvidado de mí…?
Besos.
- ¿Duermes?
- ¿Te veo mañana?
- Pienso en ti y…
- ¡He soñado contigo!
- Mañana te veré.
Pero nunca llega ese mañana.
- ¿A qué hora vendrás?
- A la que tú quieras, contesta.
- Quiero ahora, digo yo.
En esta noche oscura, me acuesto
“…dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado…” (Juan de la Cruz, el fraile
que no tenía móvil)
Te adoro, hombre que espera una llamada de una mujer, desconectada o fuera de servicio... C'est la vie!!!!
ResponderEliminarMe gustó la recopilación de "irrecuperables", me reí y la sonrisa cuesta un euro según mi amigo el Quiosquero. Yo creo que el papel y el boli o las teclas y la pantalla hacen, como buenas herramientas que son, que tu prosa despida más energía aún. Te intuyo con las duracell recargadas, espero que duren y duren y duren..... Un abrazo.
ResponderEliminarYo ese exceso de "k" no lo veo bien, esas no te convienen, olvídalas.
ResponderEliminarMi diagnóstico es que a tí te va otro tipo de mujer, un poquito más mayor de lo que intuyo en las emisoras de esos mensajes y un pelín afrancesada (nótese que tú incluso escribes portable en lugar de móvil ¿por qué será?).
Besos
Quien espera desespera...
ResponderEliminarNo dejes para mañana lo que puedas hacer hoy...
Vivimos colgados al móvil y no vivimos...
Los tiempos cambian y las mujeres y los hombres también...
El mundo esta loco en la nueva era...
Todos movilizados... sin tiempo para tomar un café en buena compañía , hacer una parada en el camino y respirar vida...
Buen post ,me he reído y eso es genial.
Besos de MA y felices sueños.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Tengo media hora riendome jajaja bueno exageré, saludos
ResponderEliminarlas mujeres con las que quieres quedar, no es que pertenezcan a la generación del pulgar ni que tengan imprevistos con el hardware, escriben abreviado por pura rebeldía y porque cada palabra cuesta dinero. En cuanto a las excusas: tengo comida familiar, voy a sacar al perro, me pillas de compras, me sentó mal la cena, etc. es que aplican el refrán de que una mentira bien compuesta, mucho vale y poco cuesta.
ResponderEliminarBuen día Manuel. ¿Dnd kedamos mñn?
¿Por que sera que siempre me sorprendo, disfruto, río a carcajadas como loco frente a la pantalla de mi mac, aprendo,quedo con ganas de leer más y busco, rebusco entre sus textos siguientes dosis de lo anterior dicho?
ResponderEliminarQue usted siga escribiendo.
Gracias.
Manuel, no quiero ser aguafiesta, pero creo que te estàn dando de lado, no se porquè, pero me sabe a plantòn.jajajajaaaa
ResponderEliminarun abrazo
fus
Qué pereza me ha dado sólo de leerte... Vamos que me he alegrado de haber abandonado el juego del corre que te pillo a tiempo. Se ve que el mundo moderno no es para mí. Y los móviles, tampoco. Besos.
ResponderEliminarHola Manuel... estaba muy triste pero tus diálogos me han servido de terapia...he reído mucho. Has puesto en evidencia una realidad del siglo XXI... Pero es mejor que nunca hayas tenido la cita... pues te hubieras arrepentido más... frente a ti no hubieras tenido sino un fantasma que consume y se la pasa entretenida con sus textos y hablando con terceros...ni luz... ni sonido para ti.
ResponderEliminarRecorro tu pensamiento, reflexiones, ilustraciones...muy interesante todos tus blogs...gracias por el mensaje. Estamos por el camino...
cariños y regreso.