jueves, 14 de julio de 2011

Hacer nada


( del álbum familiar )

A los quince años, hace tantísimo tiempo, escribía yo de mis cosas en el despacho paterno que, no hace falta jurarlo, era de puro estilo "remordimiento español". Entró sin llamar, según su  costumbre, la yaya que nos había criado a los nueve hermanos y me preguntó:

- ¿Qué haces escribiendo? ¿No tienes nada que hacer?

La yaya Sagrario era de Ventas con Peña Aguilera, provincia de Toledo, y la guerra había matado a su novio, un miliciano del Frente Popular llamado Emiliano. Ella no tuvo ya ojos para otro hombre alguno. Sagrario era honesta y leal. Entregó su vida a nosotros y entre nosotros murió. De ella aprendí que no siempre los vencedores llevan razón.

25 comentarios:

  1. Espléndidamente descrito y fotografiado ese estilo "remordimiento español".
    Tu yaya tenía razón, filosófica: escribo, luego no tengo nada que hacer.
    Las otras razones, las de los vencedores, siguen fieles con ese estilo del despacho paterno al que asaltaste con premeditación y alevosía, y no con menos antecedentes aljibeños.

    Emotiva y preciosa fotografía.
    Un besito, Guillermo.

    ResponderEliminar
  2. ¡Gracias Marisa de las Violetas! ¡Qué mobiliario tan feo y tan incómodo! Mi yaya siempre tenía razón: voz del pueblo, voz del cielo. Besos.

    ResponderEliminar
  3. Hermosos y emotivos tus recuerdos del ayer, en imágenes con nostalgias guardadas en tu alma y corazón.
    Un precioso homenaje a tu yaya Sagrario.
    ¿Se puede saber amigo Manuel que escribías tan concentrado en tu mundo interior de pensamientos,letras en esa hoja en blanco?

    Besos de MA para ti.

    ResponderEliminar
  4. Mari Ángeles, estaba entonces con poesías a mis amores con trenzas y faldas de tablas. Besos.

    ResponderEliminar
  5. Que bello recordar o tener en cuenta aquellos recuerdos...buen finde para ti, besos

    ResponderEliminar
  6. ¡También para ti, mi querida escuchante de palabras!
    Gracias por las que me dejas aquí. Muchos besos.

    ResponderEliminar
  7. Hermosa narración, recordar es vivir. Gracias por visitarme, me encanto tu comentario jejeje.

    Mau

    ResponderEliminar
  8. Me gustó mucho lo que escribiste hoy. Nada es lo mismo para todos los ojos a la vez. Buena lección.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Niña Piel, así es, si así te parece...Te beso

    ResponderEliminar
  10. Millones de gracias, querida Maria Eugenia Rojas Alegria...Me gustó tu blog, amiga MAU

    ResponderEliminar
  11. Son lindos tus recuerdos Manuel, como tus palabras...
    Recordar es volver a vivir. Cuanta vida tienes!!
    4to beso del día...Demasiado?

    ResponderEliminar
  12. Así es, niña Ofelia, la identidad se basa en la memoria, en el recuerdo. Cuatro besos tuyos me saben a poco; el único problema es que he perdido el número de tlfno de las ambulancias y noto que me falla mi corazoncito...MUAKK!

    ResponderEliminar
  13. Esa maravillosa yaya te enseñó, además de generosidad un axioma magnífico... "No siempre los vencedores tienen razón"... Sabia yaya!
    Besos y besos.

    ResponderEliminar
  14. ¡Gracias Maria! Mi yaya también me enseñó a no salir a la calle sin ponerme la muda limpia que dejaba al pie de mi cama: "¿Y si te pasa algo?",argumentaba...

    ResponderEliminar
  15. No me acostaré sin saber que ahora se le llama estilo remordimiento al mueble castellano.
    Bonita foto de un despacho distinguido y un muchacho con señorío. Me gusta esa escribanía barroca en bronce con sus dos tinteros y la mesa tallada y maciza, seguro que de nogal. Muy joven todavía para escribir en esa cuartilla: azul para los rojos, rojo para los azules que en esta lucha de envidias y rencores la verdad no tiene filiación, ni colores.
    Vaya, con rima y todo.

    ResponderEliminar
  16. El despacho "remordimiento Español" me encantó jajaja Tu yaya igual que la mia,pensaba que escribir es no hacer nada!!! Un abrazo wapoooooo

    ResponderEliminar
  17. ¡Abrazo agradecido para siksika! Igual resulta que llevan razón las yayas nuestras...Besos, princesa

    ResponderEliminar
  18. Advierto ahora que no he agradecido sus comentarios a Loli Salvador y a Andri: a ellas pido perdón con flores y besos y cariños...

    ResponderEliminar
  19. Los abuelos tienen esa palabras y enseñanzas filosóficas q nos acompañan por el resto de nuestras vidas.
    Mis abuelos tb son españoles, de Andalucía. Resulta q durante el regimen de Franco a mi abuela quisieron cortarle el pelo y mi abuelo (enamorado de ella hasta el ultimo día de su vida) le dijo al q se la quiso llevar: si quieres cortarle el pelo, tendrás q matarme.
    4 años estuvo mi abuelo preso. Cuando volvieron a verse, jamas se separaron.

    ResponderEliminar
  20. ¡Me parece ejemplar y conmovedora le historia de tus abuelos andaluces, mi querida amiga "La hija de la Lágrima"! El régimen de Franco fue una larguísima pesadilla a la que algunas personas, ahora, querrían volver...¡No lo quieran los dioses!
    Abrazos ultramarinos.

    ResponderEliminar
  21. Las personas como tu yaya, Sagrario, son de esas que nos dejan enseñanzas. De ellas aprendemos las cosas que ninguna escuela ni universidad nos va a enseñar pero que, sin lugar a dudas, nos van a servir en nuestro camino de vida.
    La vida de Sagrario, como la de tantos otros individuos incorruptibles y puros, seguramente no quedará en la memoria colectiva...pero si quedará en algunos corazones que la conocieron y otros que hayan leído tus palabras.
    Besos allende el mar...

    ResponderEliminar
  22. realmente, hay muchos de nosotros sin mucho que hacer

    pero nos gusta!

    ResponderEliminar

Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!