sábado, 8 de febrero de 2014

LA NOCHE ES GRIEGA II


Segunda parte

Hilton Athens

Escribo mientras ceno en el jardín del hotel Hilton Athens. El restaurante se llama “Milos estiatorio” y me lo ha recomendado mi amigo Demetrios, que es un tío cabal. En la mañana fui a su despacho en el Alpha Bank y me colmó de regalitos olímpicos y atenciones.

Como quiera que la policía ateniense está de huelga, y el tráfico griego de mírame y no me toques, me acerca al hotel un mecánico del banco a caballo de una moto BMW más grande que el caballo de Troya. Me enlacé con tenacidad al jinete bancario porque, siendo ésta la tercera vez en mi vida que subía de paquete en una moto, no quería caer por tierra, como acaeció en las dos anteriores.
Un servidor, en su inocente desconocimiento de las leyes de la física, pensaba que el cometido del paquete era volcarse hacia el lado contrario al que se inclinaba el piloto, por la cosa de compensar las fuerzas centrífuga y centrípeta. Resultado: cuerpos a tierra, rodillas y codos escoriados y la promesa de no subir más nunca a un artefacto con motor y dos ruedas..


Noche griega. El camarero, en un castellano potable, me dice que aprendió nuestra lengua en la cama, con una argentina. Le digo que es el sistema más grato y económico. Se queda pensativo. Luego, estrechado a preguntas, el mozo de comedor, bien plantado y guapito de cara, me confiesa que también aprendió así el francés y el alemán y el inglés; y nosotros, en España, sin hablar de verdad ninguna lengua viva.

Se oyen gritos atenienses. En este preciso momento Grecia se juega su pase a la final de la Eurocopa. ¡Allez la Grèce! La camarera greca me dice que su corazón late por el match de fútbol. ¡Qué desperdicio! El camarero, medio macarra él, me cuenta que ha dejado a la argentina por una yankee, que fue modelo y está muy buena pero “…que no tiene comunicación con ella después del acto…” Se van mañana a San Francisco. ¡Que Dios les bendiga y se apiade de él!

Ella no me preocupa. Primero, porque no la conozco y segundo, porque se lleva a su apolo a su tierra.Más tiran dos tetas que dos carretas.
Un ciprés oculta el plenilunio. O ella, mi Afrodita, se esconde tras el enhiesto árbol. Me obsequian con un vino dolcetto de Samos. ¡Qué agradable! Es de uva pasa, pero blanco. Subo al “penthouse bar” a rematar la noche. «Con un café con leche y una ensaimada, rematas una noche de cabaret» reza el tango.

En el ático ateniense la copa no es simétrica. El borde el vaso es más alto por un lado que por el otro. Amplifica así los efectos etílicos. Camareros no hay. Están viendo el partido en minimalistas aparatos de TV: 0-0. ¡Allez la Grèce! Viene la prórroga: ¡Sait-on jamais!

El taoísmo sabe que la embriaguez te hace lúcido, libre, sin peso. En China el vino es elixir de la inmortalidad. Un filósofo Zen escribió sobre la resaca. «Te parece que no te encuentras bien. Tienes la mente llena de “malas hierbas”. Si consigues no combatirlas ellas también pueden enriquecer tu camino hacia la luz».

Para mí que ese buen hombre quiso decir, traducido al lenguaje del funesto Occidente, que lo peor de la resaca no es la molestia física, sino la puñetera culpa. En resumen: cantidades industriales de té verde y de agua con limón y…buscar el lado espiritual del hecho de sentirte hecho unos zorros.
Me levanté de los manteles consolado y confortado. La luna griega es casi tan rotunda como en Murcia. El poderoso influjo de Afrodita marca un gol del equipo de Grecia. El delirium tremens. Cohetes, bocinazos y abrazos colectivos.

Me recojo en mi habitación, la 1006, y cierro puertas y compuertas. El sueño es una rosa, dicen en Persia. Si alguna de las mozas griegas quiere algo de mí, tienen la llave maestra.


A la siguiente mañana, instalado en el “main lobby” del Hilton Athens, bebo té verde y natural mineral water. En una hora marcharé al aeropuerto que se llama ahora “El. Venizelos”.

La comida de trabajo de ayer se celebró en un comedor del hotel llamado Thalia. «Estas que me dictó rimas sonoras, culta sí aunque bucólica Thalía…». Cito de memoria. Par coeur. Mis colegas no sabían de la función protectora e inspiradora de la diosa griega sobre la poesía. Vamos, que ni puñetera idea sobre quién era Thalía.

Las griegas han mejorado y muy mucho. Se ven hembras guapas por la calle. Antes, no. El hotel es fantástico. Servicio y cocina también. ¿Alguien da más? Si me pierdo en Atenas, me buscáis en el Hilton.

En consciente homenaje a mis contradicciones, acabo de cometer el acto más raro de mi vida. Siempre refunfuño de la manía de comprar posters en los viajes. Pues bien, acabo de comprar uno, con su canuto de cartón incluido. Mi antiguo reproche viene de que un poster abulta mucho y es incómodo de transportar. Pues aquí me tienen, con un pedazo de póster/canuto que no se lo salta un galgo. Ya encontraré una pared que lo sostenga con dignidad. ¡Anda que no!

8 comentarios:

  1. Me encanta la Escuela de Idiomas Griega de tu camarero: teoría práctica, y práctica teoría. Homéricos los planes de estudio griegos...
    Buena bitácora de tus primeros días helénicos bajo la inspiración de Talía.
    Besito

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  2. Mi querida Marisa: eso es lo que tiene Atenas; entre el ágora, el método peripatético y los filósofos cínicos se aprenden muchas pillerías
    Besos áticos.

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  3. Las aventuras y desventuras (con resaca) de un un escritor noctívago en Grecia han dado una rica cosecha de imágenes helénicas nada despreciables.
    Un beso sin filosofía, esta vez.

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  4. María de los Remedios: una buena resaca llevada a lo taoísta es iluminadora. ¿El beso es sicalíptico?

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  5. Manuel ,en La noche griega II al leer tu post me ha causado sisas jajaja y mucha satisfacción al leer tu buen relato del texto, que más se puede pedir querido amigo me has trasportado al lugar donde nunca estuve ,me he sentido un poco como la Diosa Thalía.

    Un placer leer tus letras.
    Abrazos de MA.

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  6. Tenemos que ser pillos en todos sitios...un saludo desde Murcia...

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  7. Bueno, parece que el viaje de trabajo te ha permitido el acceder a muchas y variadas situaciones que han generado ese repentino cambio de actitud: la compra del póster ¿Ya lo tienes colgado?

    Le auguro al camarero un final regular porque casi seguro que ha perdido su poder para conocer idiomas.

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!