jueves, 19 de abril de 2012

En Dubrovnik con mis colegas y otros bichos II



Segunda parte

Anoche, de vuelta en el hotel, un enorme y viejo velero de dos palos y casco de madera estaba fondeado frente a mi habitación. No había luz en cubierta, ni música ni champagne, ni mujeres en paños menores encaramadas a las cofas de los airosos mástiles.

Esta mañana abro el ojo y busco el bello velero. Zarpado había ya…y ¡no eran ni tan siquiera las ocho de la hora solar!

Si los ricos y famosos que navegan a bordo glamourosos yates por los mares adriáticos se acuestan cual chachalacas y se levantan a la hora del campesinado, ¿para qué coños quieren ser ricos y famosos?

Los ricos, para cumplir con su función social, deben ser holgazanes, lujuriosos y pantagruélicos. Así dilapidarían en horas veinticuatro sus caudales, y algo llegaría a los infelices mortales que viajan enlatados en líneas aéreas de bajo coste.

La chica de Estonia coloca su ordenador personal a medio palmo de sus bálticas narices. Yo hago fotos al mar y a Dubrovnik con mi pequeña cámara compacta, así llamada sin que yo sepa la razón. Mi compadre croata es un monstruo de la palabra. Sabe todas las lenguas. “Idiomas y talentos” decían antes los rótulos de las carnicerías que vendían lenguas de reses y sesos de corderos. Se me hace raro escuchar a Mario Moreno Cantinflas disertar sobre las normas internacionales de contabilidad. ¡Qué discurso habría hecho el manito original, no más!

Comparto mesa y buffet con los colegas turco y albanés. Los alimentos, bien gracias. La conversación genial. Ellos en inglés y yo en francés. ¿Fingíamos entendernos o lo hacíamos realmente por intercesión del Espíritu Santo?

 

Mi colega Ulla, de Suecia, me pregunta, atenta y curiosa, sobre lo que escribo en mi block con tanta unción. Le digo que preparo una importante reunión para el lunes, a mi regreso a Madrid, cuando la pura verdad es que tomo notas para mis blogs y para vosotras, mis improbables lectoras. La mujer francesa, de apellido Obolensky y de familia rusa blanca, se ha escaqueado de la reunión de la mañana. Acabo de pillarla sudorosa y contenta, con compritas y paquetitos repletos de souvenirs. Todos amamos las pellas, pero algunos las practicamos con más arte que otros. ¡Vamos que, si yo me fumo una reunión, ni Dios es Cristo se entera  de que estoy dándole a mi tarjeta de crédito, que en mi caso es más bien de débito!

María, la austriaca, se lesionó una rodilla en la excursión adriática náutica que yo rehusé. Mientras tanto, un servidor se trajinó a fondo las callejas y plazuelas de Dubrovnik, por el lado soleado de cada rúa. Me topé con varias bodas en iglesias católicas. Curas y monjas, apostados en las escalinatas, recibían a los novios, siempre engalanados con trajes regionales. En cuanto te descuidas entonan canciones con laúdes, mandolinas, bandurrias y acordeones. Cantan y beben, y me convidan a vino resinoso al paladar.

¡Ah! Los cuatro casinos que hay en Croacia son de los hermanos Franco, gallegos ellos. Y el director del casino del hotel Excelsior en Dubrovnik es de Murcia. Se come bien por allá, por Croacia. Verdura, ensaladas, pescado y pasta. También en Murcia se come rico.

Me regaña un artesano local. Vende joyas de azabache. También prendas con granatitas. En su tiendecita, reparo en una vitrina con monedas antiguas de la república de Dubrovnik. Preguntado por ellas, el dueño se puso muy digno y me dijo que hay cosas que no se venden, que llevaban seis generaciones en su familia y que había hecho prometer a su hijo que jamás las vendería. ¡Qué bronca! Yo sólo quería un recuerdo numismático y, por ende, comparto con el colérico vendedor su creencia de que el cariño verdadero ni se compra ni se vende. Ingenuo que es uno.

De nuevo en casa, en la dura estepa castellana, certifico que los pájaros de mi calle son más pequeños que los croatas. ¡Mis colegas creían que las aves dálmatas eran golondrinas! ¡si serán pendejos! Menudos y con la pluma parda, ¡eran como gorriones porque se trataba de gorriones dálmatas, que también son criaturitas de los cielos!

5 comentarios:

  1. Que buenos pensamientos "tomo notas para mis blogs y para vosotras", pues gracias, ya que con ellos me haces reír muchas veces.
    Buena estancia por Croacia.

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  2. yo,yo,yo,yo,yo,yo,yo,yo, soy tu lectora, de manera entusiasta, me declaro tu lectora no anónima y entusiasta, no pensadora acarreada, pen..sante, con la facultad se saludar a tus amigas las compradoras jaja y me considero criaturita del cielo y con la esperanza de que algun día de algun señor jajaja. saludos, desde México.

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  3. Gracias mil por escribir tus relatos en tus cinco casas blogueras... Soy lectora fiel de tus blog y me divierte y me enriquece culturalmente tus escritos...
    Entra la verdad y la mentira anda una manzana podrida...entre risas y llantos se ve pasar la vida...

    Un abrazo de MA y feliz fin de semana.
    El blog de MA.

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  4. Dices que viajamos enlatados ¿quién? ¿los pobres?
    Infelices mortales que viajan en primera clase pagando el doble tan sólo por una bolsita con unos calcetines, un bolígrafo y un cepillo de dientes de mala calidad y además, si se estrella el avión, no serán los primeros en ir al cielo sino en caer de él.... Que en la clase turista, el calor no lo da una manta de viaje sino el estar apretados....ja, ja

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  5. Ya sabes que te quiero y a tus letras más
    Un os pocos de besos para repartir durante el fin de semana

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!