domingo, 1 de noviembre de 2015

Granada: mi niñez con mi memoria IV


(el autor en la Casería de Los Cipreses)

( capítulo cuarto )

El hambre se me fue con el frío. Azules los labios, azules las uñas. Sueños azules también: me cristianaban tanto por sumergimiento como por efusión e, incluso, por aspersión, y la agüita de la fuente del Avellano me convertía en un luterano panteísta con cabeza de evangelista. Si dejaba de soñar en azul y volvía el hambre roja y el verde frío, movía los brazos de delante hacia detrás tres mil veces y me venía la paz.

Había determinado pasar tres días, con sus noches, en el húmedo seno de nuestro viejo aljibe. Al final de la prueba los galápagos y yo no teníamos secretos, salvo los compartidos. Aprendí que comen las larvas de los gusanos de agua y de los zancudos y jejenes. Que duermen más de un cuarenta por ciento de cada ciclo de cuarenta y ocho horas, apoyando el claro envés de su caparazón en el poyete que rodea el rectángulo de la doméstica agua. Hacer el amor no les vi, pero deduje que se acoplan como todo el mundo, moscas incluidas. Doy fe de que su cortejo nupcial es difícil de presenciar.

Lo que aprendieran los quelonios chiqueticos de aquel muchacho iluminado y obstinado, enjuto y ojeroso, triste y ascético, de ojos brillantes como los de un derviche, sólo ellos lo saben, que algunos viven todavía. Así lo creo porque hace poco reincidí contumazmente en el experimento de antaño. Reconocí a los de mi generación. También ellos a mí, como denotaba el brillo de sus ojos.

5 comentarios:

  1. Amigo apasionante aventura la que relatas en esta nueva entrada de hoy , con lo fría que esta el agua de Granada y el hambre en tu estomago sin dormir y el frío seguro que tendrías la sangre de color azul congelada se junto el hambre con la gana de comer y ya me dirás como estaban las larvas de gusano crudas , tendrías alucinaciones, y mientras tanto toda tu familia buscándote por los lugares más insospechados. ¿Que paso cuando apareciste de esa guisa en tu casa?

    Abrazos para ti de MA desde Granada.

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  2. La próxima entrega, que dedico a tí, desvelará tu curiosidad, que tanto agradezco. Abrazos.

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  3. Morados los labios, acaso resbalaste dentro del aljibe mientras todos se reían y nadie te sacaba.
    Muy relajante es el color azul pero yo te veo más con otro color.
    Querido Manuel, rey de las letras, lo que no esperaba es que quisieras reincidir en cosas de niños.¡¡como eres!!

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  4. Allá abajo me dije: "si consigo no pensar, desaparecerán mis problemas..." Y en ello sigo ¡Gracias!

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  5. Es una buena máxima Manuel, no pensando desaparecerán los problemas.
    Ya sabes que me entusiasman tus relatos. Los de la niñez además me enternecen.
    Besos.

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!