domingo, 18 de octubre de 2015

Granada: mi niñez con mi memoria II


( foto Masao Yamamoto )

( capítulo segundo )

El pozo, el rebosadero, la entrada de las aguas de escorrentía y la boca de la acequia para las de riego eran los cuatro accesos al aljibe. Hice planos, calculé alturas, sopesé riesgos y cavilosamente elegí la compuerta de la acequia. Bien sabe Dios que también busqué la entrada de las aguas pluviales, pero no di con ella. Al aliviadero mi cuerpo de muchacho no llegaba, incluso subiéndome a la escalera de palos que usaba para coger higos maduros de las empinadas copas de las higueras más altas. Altas eran de tanto mirar al Mulhacén.

No todos los aljibes pueden rellenarse con agua de riego. Mas, siendo los veranos sureños tan parcos en lluvias, es sistema recomendable aunque empeore muy mucho la calidad del agua y conlleve la necesidad de hervir ésta para beber. En la gran casa de la finca Los Cipreses la grifería era inglesa, por nombre Twiford, pero el agua era indígena. Así pesqué yo el tifus o lo que fueran aquellas fiebres delirantes que me revelaron otros mundos, alejados del sistema métrico decimal y de la lógica aristotélico tomista. Doy gracias por ello, aunque de aquellas me quedé con el cuerpo hecho unos vendos y con un palmo más de alto. ¡Palabrita del niño Jesús!.

La del alba sería cuando descalzo y en meyba repté por la acequia y me tiré a lo oscuro. Me profundí en lo hondo. Chichones apenas si me hice, que lo peor fueron las machacaduras, raspaduras y excoriaciones en rodillas y codos. Había calculado mal y el gran recinto aljibarero , de paredes revestidas de ladrillos ensamblados con argamasa y revocados con arena de miga y tierra, tenía poca agua y mucha hondura.

5 comentarios:

  1. Manuel, me imagino a tu madre con las manos en la cabeza asombrada, cuando llegaras a casa ,contando tus aventuras y desventuras,
    por los lugares de los aljibes tan espectaculares que en esa época había por la vega granadina y que tu investigabas.


    Todo hecho polvo de esa guisa ,la cara que pondría de susto al verte tu querida madre algunas veces y por la noche caerías rendido en la cama soñando con tus aventuras del siguiente día...

    Aunque pienso que ya estaría acostumbrada pues ella, que te conocía bien sabia que eras un muchacho investigador que sabias cuidarte bien ,muy bien.
    Por tus relatos se deduce lo especial, aventurero y adorable que tenias que ser en tu niñez.

    Amigo espero y deseo leer pronto los siguientes capítulos de Granada:mi niñez con mi memoria III.

    Abrazos fraternales de MA para ti.

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  2. ¡Gracias, mi querida María de los Ángeles! Mañana Domingo es tu cumple ¡Felicidades!

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  3. Niño travieso!! cicatrices en las rodillas e historias para contar le han quedado.
    Aqui te dejo además de un beso mis brazos

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  4. Que bello recuerdo, aunque un poco doloroso, no? Me gustó el relato. Un saludo!

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  5. De tus recuerdos infantiles me queda ese regusto de palabras "autóctonas" que mezclas con maestría en la cadencia de tus relatos.
    Un beso con nostalgia, esperando que no quedaran demasiadas cicatrices por la hiperactividad de tu mente inquieta.

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!