viernes, 25 de marzo de 2011

Memoria en libertad


"El sueño es solo memoria en libertad. Durante él, la intelijencia y
la voluntad se inhiben.
La vijilia es voluntad intelijente. Durante ella, la memoria las sirve.
Hermosa memoria, trabajadora constante,
amante jenerosa del olvido."

( Sabida es la predilección Juan Ramón Jiménez por la letra jota, en detrimento de la traicionera ge. Los retratos están expuestos en el Ateneo de Madrid )

miércoles, 16 de marzo de 2011

Su armario vacío











En casa, su armario vacío.
Dos fotografías enviadas a mi móvil desde un tren.
Luz de atardecer (bandeja de entrada; mensaje recibido; 18:35)
Después, nada.
En el baño permanece, como un eco desatendido y seco, su desodorante, ecológico y biológico. Sin alcohol y sin sales de aluminio. Sin perfume. No recuerdo su olor.

( fotos tomadas por el  autor con un móvil N8 ) 

martes, 1 de marzo de 2011

Cardinal's hat


Misterio doloroso


Drafno Spurnio recibió el impacto en pleno rostro. El rayo del que estaba provista la cámara del policía le acertó junto a una verruga que empezó a exagerar su topografía por la inflamación. Al momento sus dedos se contrajeron y surgió de ellos algo felino, a manera de uñas de pantera negra después de asestado un letal zarpazazo. Cuando la sangre llegó al anillo, una erupción salpicó a los asistentes.



Misterio gozoso

A Carlitos, que se conocía el percal, le sobraron dos segundos para encogerse. Discretamente se situó en un plano mucho menos comprometido; -nunca se sabe con la poli- pensó. De forma que se ató la caperuza roja como en el cuento, bien ceñida, y escondiendo sigilosamente el oro, se diluyó en un retrato que, casualidad, se encontraba vacío. Ya se sabe, que alguno ha sido boy- scout antes que fraile.

Misterio glorioso



Bien distinta fue la reacción de "Fat" Stringer. Cuando fue consciente del ataque que sufría Drafno, decidió exigir, o mejor dicho, pedir, que le invitaran a la tribuna. O a un palco, que igual le daba con tal de no perder detalle. Sacar algo de provecho, esa era su máxima. Cuando la apoplejía de su adversario empezó a tener visos de acabar en holocausto nuclear, frunció con estudiada beatitud las cejas, tensó el rictus y centró su energía mental en trasladar el máximo de odio personal hacia Drafno quien, ya paralizado, dejaba escapar un hilo de saliva por la comisura de los labios. El asombro fue lo último que se recuerda de este personaje, antes de que fuera trasladado al museo de cera de Madame Trousseau.

( Este relato es obra de mi hermano Hac Marín y las ilustraciones son de los periódicos )